Amanecimos con estupor, por lo sucedido a bordo de la flotilla humanitaria que surcaba aguas territoriales, lo único que deseaban era abastecer de alimentos, medicinas y material escolar, al Pueblo Palestino.
Cuando ocurren estas cosas todo el mundo se convulsiona y se espanta,pero no son hechos aislados, ni masacres discontinuas, viene sucediendo desde bastante tiempo atrás, el pretexto absurdo de una posible conexión de los activistas humanitarios, con supuestas redes terroristas, constituye una afrenta a la inteligencia
y una burla sarcástica de primer orden,
Los activistas laura Arau, manuel tapial y david Segarra, integraban la tripulación del navío asaltado, han criticado la pasividad del Gobierno español y piensan adoptar medidas legales contra Israel, dicen que la ayuda que han recibido ha venido desde Turquía, es más, solicitaron a la ONu la inspección de los barcos
para poder verificar la ausencia de armas en los mismos al ejecutivo catalán y al de españa y hicieron caso omiso.
Viajaba acompañándoles el ecritor sueco Henning Mankell (yerno de Ingmar, el gran cineasta sueco)
Deberíamos pensar que la indignación y la repulsa debe nacer al mínimo indicio, al más leve atisbo de abuso,única forma de combatir y oponer lo que no debe crecer en fuerza y estrategia de poder desmesurada.
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